Tres jóvenes emprendedores de Madrid, ajenos al sector hotelero y enamorados de la isla desde niños, hicieron realidad el verano del 2018 un sueño: crear en Formentera «algo único, un rincón especial y auténtico que mantuviera la estética y la identidad de la isla». Con la ayuda de las interioristas Alejandra y Patricia Pombo, lograron eso y más.
Sus aguas turquesas y cristalinas, sus impresionantes atardeceres, su naturaleza casi virgen o su buen clima los 365 días del año, son muchos los motivos que convierten a Formentera en un auténtico oasis de serenidad. Conocemos de cerca Can Tres, un rincón de la isla pitiusa en el que hospedarse y disfrutar de este paraíso a orillas del Mediterráneo.
Formentera es una auténtica fuente de inspiración, y así lo han plasmado las interioristas Patricia y Alejandra Pombo en su último proyecto en la más pequeña de las islas Baleares. Inaugurado hace apenas un mes, Can Tres es un conjunto compuesto por tres casas en las que están representadas la triada de elementos que nos permiten entender la esencia de este edén balear: el mar, la tierra y el aire. “Huimos de las aglomeraciones y buscamos la discreción. Queremos que nuestros huéspedes formen parte de esta isla, la vivan y la disfruten de una forma especial”, aseguran los responsables de este original complejo.
Para el proyecto, se ha buscado ser parte del recuerdo de todo aquel que se deje caer por Formentera a través de un cuidado diseño en el que predominan los tonos azules, terracotas y blancos, así como la mezcla de textiles, acabados y formas.
Si nuestro objetivo es transportarnos a las aguas cálidas y cristalinas del Mar Mediterráneo, nuestra elección será Can Mar, un conjunto que se caracteriza por espacios abiertos en los que se integran las duchas y bañeras sin perder la intimidad. Los protagonistas de esta estancia son los suelos de marmolina gris que, gracias a sus formas, acompañan a los diferentes ambientes, camas, asientos, bañeras y duchas. A ello se suman textiles de diferentes tonos azules, tan únicos de Formentera. “Todos los recuerdos que se adquieren en la isla se tiñen del intenso azul que tanto la caracteriza y la dotan de identidad”, asegura Patricia Pombo.
Por su parte, Can Terra será la mejor opción en el caso de que queramos introducirnos de pleno en el interior de la isla, tan diferente en contrastes, tan salvaje y singular. De este modo, esta estancia se convierte en un paraíso terrenal en el que predominan los colores terracota, el verde de los cactus, las texturas de la piedra y el cañizo trabajados en su forma natural. Asimismo, una de sus señas de identidad son los muebles y cocinas hechos con maderas recuperadas, transformando en algo original la gran materia que nos ofrece la tierra. No podemos tampoco pasar por alto las duchas de piedra con lucernaríos en la cubierta, las camas sobre vigas de madera, las terrazas de cañizo y los suelos de piedra natural en el que los muebles cobran protagonismo para crear todo tipo de espacios.
Finalmente, el huésped se decantará por Can Aire cuando su apuesta se oriente a sentir de cerca la brisa del mar. Esta propuesta se basa en espacios neutros, empleando piedras blancas en los suelos, marmolinas en las paredes, linos como recurso de separación, techos de cañizo blanco y, como elementos sorpresa, cojines llenos de colores turquesas, corales y verde agua. Por su parte, sus baños cobran gran protagonismo sin dejar de lado la privacidad, mientras que sus terrazas con techos de cañizo y hamacas se mezclan con las buganvilias que rodean todo Can Tres. Sus camas colgantes, sus columpios y sus plantas aromáticas hacen de esta estancia un lugar único en el que mimetizarse con el ambiente.