Arquitecto de formación, la escultura ha sido una disciplina que durante su juventud llamaba a Alejandro Urrutia Lorenzini a los gritos. Fuera de Chile empezó a trabajar ese material y esa forma que hace tan reconocible su trabajo.
La desobediencia estuvo de su lado y su pasión fue divisada y representada por una galería en Copenhague, ciudad donde vivió cuatro años. Dese ahí ha recorrido un tramo nada de lineal, con idas y vueltas, y un trabajo en el que predomina el balance, sello perenne de su obra.
La fuerza de gravedad, o el simple equilibrio que él representa está inspirado por los ciclos, por la oposición del día y la noche, por los cambios de patrones repetitivos, y todo tipo de metal. Así el latón, acero, acero inoxidable, bronce, nada se escapa de unas manos tan inquietas como su personalidad.
Berlín y su dinamismo lo ha acogido desde hace un par de años, y es en ese contexto creativo y multicultural donde percibe nuevos conceptos para integrar a una obra que sostiene la figura y la forma con una elegancia absoluta.
Hoy expone su última obra resumida en “Mutaciones”, un llamado a reflexionar sobre nuestra capacidad de adaptación y coexistencia, dejando abierta la pregunta de cómo asumimos e interpretamos la realidad.
• “Mutaciones” será expuesta hasta el 7 de diciembre en @galerianac en Santiago.